Llegó el gran día. La ciudad más bonita del mundo es el escenario perfecto para un encuentro como el de hoy. Como aficionado al buen fútbol, llevo esperando esta final bastante tiempo. Es el aperitivo perfecto antes del Mundial. Creo que son los dos equipos que más se lo han merecido, a pesar de algunos momentos puntuales en el juego del Arsenal. No obstante, el estilo de ambos puede favorecer que veamos un gran espectáculo. El Barcelona no sabe ni quiere hacer otra cosa que tener el balón, mientras que el conjunto londinense se mueve como pez en el agua ‘regalando’ el esférico y saliendo en contragolpes rápidos y letales. Se siente cómodo porque la defensa y el portero llevan diez partidos europeos sin encajar un tanto, sólo dos en toda la Liga de Campeones, algo que le ha ayudado a igualar el registro azulgrana de ocho victorias y cuatro empates.
Los culés son un vendaval ofensivo (22 goles a favor), con múltiples recursos, entre ellos el mejor jugador del mundo, pero también tienen una buena retaguardia (sólo 4 tantos encajados y suman cuatro encuentros sin recibir goles). El equipo se entiende a la perfección y por si las cosas se tuercen, hay balas como Messi, Xavi o Larsson en la recámara.
Lo que me preocupa es que veo a los ‘Gunners’ como el Liverpool de esta edición, sobrados de confianza en sí mismos y no hay nada peor que un equipo crecido al que le sale todo. Y encima, tras conseguir la cuarta plaza en la Premier, llegan sin nada que perder a su primera final.
La lógica, o mi deseo, me empuja a creer que el Barça ganará fácil. Si fuese un seguidor del Arsenal, estaría temblando de miedo ya. En cambio, el fútbol muchas veces es incoherente. Desde antes de visitar el Bernabéu, tuve el presentimiento de que el Arsenal sería el próximo campeón de Europa, y repasando el partido en mi cabeza, veo que la fortaleza de Eboué hará que Ronaldinho tenga que sacar todo su talento, puesto que por condición física no le será fácil superarle; considero que Eto’o necesitará tener más ‘hambre’ que nunca porque tendrá dificultades para imponerse a los dos potentes centrales; y Flamini ha dado paso al veloz Ashley Cole, al que Giuly no sé si podrá dejar atrás por piernas. Además, Wenger tejerá una tela de araña (Gilberto, Hleb, Ljunberg) en el centro del campo para ahogar a Edmilson (cuidado con Cesc, que podría ganarle bien la espalda), Iniesta y Deco. Por otro lado, Oleguer necesitará ayuda cuando se junten Reyes y Henry en la izquierda. El francés estuvo desastroso en El Madrigal, viene de liarla en el último partido de la Liga, y se motivará al tener enfrente a dos de los mejores centrales del momento (Puyol-Márquez).
En los banquillos, me gusta para este tipo de encuentros la tranquilidad de Rijkaard, que tendrá que imponerse en la batalla de la estrategia a Wenger, el técnico que nunca quiere entrenarse el día antes en el escenario del partido.
Estoy deseando que lleguen las 20:45. Ante todo, quiero fútbol, disfrutar y que no se acabe nunca. Y si se puede pedir más, que el Sena tiña sus aguas de azulgrana cuando el árbitro pite el final. Ya lo dijo Laporta, el triunfo será la culminación de un proyecto para empezar a entrar en la historia. Si no, Deco tendrá que seguir diciendo que una sola Copa de Europa es poco para un club como el Barça.
Los culés son un vendaval ofensivo (22 goles a favor), con múltiples recursos, entre ellos el mejor jugador del mundo, pero también tienen una buena retaguardia (sólo 4 tantos encajados y suman cuatro encuentros sin recibir goles). El equipo se entiende a la perfección y por si las cosas se tuercen, hay balas como Messi, Xavi o Larsson en la recámara.
Lo que me preocupa es que veo a los ‘Gunners’ como el Liverpool de esta edición, sobrados de confianza en sí mismos y no hay nada peor que un equipo crecido al que le sale todo. Y encima, tras conseguir la cuarta plaza en la Premier, llegan sin nada que perder a su primera final.
La lógica, o mi deseo, me empuja a creer que el Barça ganará fácil. Si fuese un seguidor del Arsenal, estaría temblando de miedo ya. En cambio, el fútbol muchas veces es incoherente. Desde antes de visitar el Bernabéu, tuve el presentimiento de que el Arsenal sería el próximo campeón de Europa, y repasando el partido en mi cabeza, veo que la fortaleza de Eboué hará que Ronaldinho tenga que sacar todo su talento, puesto que por condición física no le será fácil superarle; considero que Eto’o necesitará tener más ‘hambre’ que nunca porque tendrá dificultades para imponerse a los dos potentes centrales; y Flamini ha dado paso al veloz Ashley Cole, al que Giuly no sé si podrá dejar atrás por piernas. Además, Wenger tejerá una tela de araña (Gilberto, Hleb, Ljunberg) en el centro del campo para ahogar a Edmilson (cuidado con Cesc, que podría ganarle bien la espalda), Iniesta y Deco. Por otro lado, Oleguer necesitará ayuda cuando se junten Reyes y Henry en la izquierda. El francés estuvo desastroso en El Madrigal, viene de liarla en el último partido de la Liga, y se motivará al tener enfrente a dos de los mejores centrales del momento (Puyol-Márquez).
En los banquillos, me gusta para este tipo de encuentros la tranquilidad de Rijkaard, que tendrá que imponerse en la batalla de la estrategia a Wenger, el técnico que nunca quiere entrenarse el día antes en el escenario del partido.
Estoy deseando que lleguen las 20:45. Ante todo, quiero fútbol, disfrutar y que no se acabe nunca. Y si se puede pedir más, que el Sena tiña sus aguas de azulgrana cuando el árbitro pite el final. Ya lo dijo Laporta, el triunfo será la culminación de un proyecto para empezar a entrar en la historia. Si no, Deco tendrá que seguir diciendo que una sola Copa de Europa es poco para un club como el Barça.
-Video: Roja Directa
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