-P: ¿Cómo te encuentras una vez que has regresado, de momento temporalmente, a España?
-R: El club me dijo que me tomara unos días, que estuviera con la familia, que me lo pensara y lo decidiera. Ahora estoy en Barcelona, llevo unos días tranquilo. No me puedo poner plazo. Yo tengo muchas ganas de entrenar, necesito estar pendiente de todo lo que rodea al balón y tengo muchas ganas. Lo primero es ver la situación familiar como queda y espero decidirlo en dos o tres días.
-P: ¿Ha sido el atentado contra un autobús en plena calle de Tel Aviv el detonante para decidirte a abandonar el país?
-R: Ese fue el punto donde decidí hablar con el club e intentar llegar a un acuerdo. Se portaron muy bien tanto Óscar (entrenador) como el club para que me fuera unos días, decidiera lo que decidiera con mi familia y estar tranquilo. El autobús fue un atentado bastante cerca de donde vivimos, cinco calles más atrás, y te da que pensar.
-P: Las sirenas son una de las representaciones más palpables para darse cuenta de que uno está en una zona de conflicto. Creo que ya las escuchásteis en uno de los primeros entrenamientos en el club...
-R: La primera sirena sonó cuando estábamos haciendo estrategia, que yo me encargo de las jugadas a balón parado, y de repente al sonar las sirenas se fueron todos los jugadores al vestuario. Corrimos todos para adentro y luego nos explicaron lo que pasó. Impacta y seguramente no me voy a olvidar en la vida, es mi primera experiencia como segundo entrenador.
-P: ¿Qué se siente?
-R: Una sirena de guerra no es muy agradable de escucharla. Hay unos minutos de pánico. El protocolo dice que tenemos 90 segundos para irnos a una habitación blindada o debajo de un parking, o si vas conduciendo tienes que salir del coche. Después, se hace vida normal, pero con esa inseguridad de estar pendiente si suena la sirena.
-P: Pero Tel Aviv es, en teoría, una de las zonas menos peligrosas en la zona. ¿Es realmente así?
-R: Sí, la parte más complicada del conflicto está en el sur. Allí los bombardeos son constantes, es imposible vivir allí. En Tel Aviv hacía 21 años que no sonaban las sirenas. Cuando firmamos, nos dijeron que era una burbuja, una zona súper protegida. Nadie se atrevía a atacarla hasta hace unas semanas. Hay una cúpulas antimisiles y está más protegida que el sur.
-P: Menuda situación para compartir la experiencia conla familia, ¿no?
-R: Tenía a mi mujer y a mi hija allí conmigo, la verdad que estaba funcionando todo muy bien, pero a raíz de los primeros ataques a Tel Aviv, con las primeras sirenas, decidimos que ellas viajaran a Barcelona. Yo esperé siete u ocho días más para ver si se calmaba la cosa. Cuando yo decidí volver, se firmó la tregua, que espero que sea una tregua verdadera y aguante lo máximo posible.
-P: Pues Gerard, ánimo y que tomes la decisión correcta en lo deportivo y en lo personal.
-R: Gracias. Espero tomar una decisión definitiva en pocos días.
-Foto: Maccabi Tel Aviv
