La definición no merecería un post; no obstante, el caño de espaldas con el tacón me ha dejado la boca abierta. Apunta alto, no sólo por esta jugada, Benzema, del Olympique de Lyon.
30 septiembre 2007
Lujazo de Benzema
26 septiembre 2007
Cuando el pase supone para uno más que un tanto
Desde niño admiré a los asistentes (Guardiola, Laudrup, Djalminha, Rui Costa, Lediakhov...). Actualmente, además del 14 madridista, hay varios futbolistas que son unos artistas en ese sentido: De la Peña (criticado porque arriesga demasiado en la búsqueda del pase imposible), Cesc (que públicamente lo ha dicho varias veces, he aquí la muestra: "Dar una asistencia de gol es la mejor sensación del mundo"), Xavi, Iniesta, Valerón, Aimar, Matías Fernández, Ronaldinho, y un extenso grupo de nombres.
No meto en el mismo saco a los extremos asistentes (Beckham, Joaquín, Navas, Vicente, etc.), puesto que considero que la mayoría de sus pases, aunque tienen idéntico valor, son más centros que asistencias. El centro es un arte, pero creo que es menos 'mágico' que un pase al hueco entre la defensa desde una posición centrada.
Contaré una anécdota que me relataron en su día, la cual no sé el porcentaje que tiene de cierto y cuanto de mito. Al finalizar un partido del Deportivo, su entonces entrenador Javier Irureta le recriminó a Djalminha que en un contragolpe de tres atacantes contra dos defensores le pasara el balón al compañero que estaba cubierto y no al que estaba libre. La respuesta del díscolo brasileño en el vestuario fue: "Míster, yo sólo le doy pases de gol a los buenos".
16 septiembre 2007
El Arsenal: Ian Wright, Nick Hornby, Cesc y el espíritu futbolístico
Fue pasando el tiempo, llegó Arsene Wenger en 1996 y el técnico francés sentó las bases de la entidad, con las cuales más de una década después me identifico plenamente: apuesta por los jóvenes talentos unido a la obsesión por un fútbol de toque, ambas premisas por encima del ‘resultadismo’ y pese a las copas no logradas.
Mientras tanto, da la casualidad de que mi escritor favorito, Nick Hornby (¿aún no habéis leído ‘Alta Fidelidad’?), es seguidor del Arsenal, algo de lo que no quedan dudas en su obra ‘Fiebre en las gradas’.
Y si fueran pocos argumentos o coincidencias, mi ‘jugador de cabecera’, Cesc Fábregas, fichó por el Arsenal pocos meses después de deslumbrarme en el Mundial sub’17 de 2003. Esto aumentó más si cabe mi interés por el equipo entonces de Highbury, ahora del Emirates. No sufro si pierden ni me importa la ausencia de títulos. En las últimas dos temporadas han regalado a los ‘gourmets’ del buen fútbol partidos de alta escuela.
Ahí no queda el asunto. Adebayor nos ofreció uno de los tantos de la temporada para acabar de redondear un día deportivo de fuegos artificiales (los hubo en mi barrio) ayer: triunfos sufridos de las selecciones españolas de voleibol y baloncesto en las semifinales de los Europeos respectivos, victoria del Sporting en Xerez (algo que no ocurría desde hace siglos) y el goce del Arsenal.