Un club debe cuidar especialmente a sus símbolos. Raúl y Guti se supone que lo son del Real Madrid. Como lo eran, en menor medida, Hierro, Redondo, Roberto Carlos... y, en idéntica medida, Del Bosque. Y ambos, el 7 y el 14, han sido empujados hasta la puerta de salida, aunque luego ellos la atraviesen por su propio pie y eligiendo su destino. Son dos casos con matices distintos.
Guti ya expresó en su día su deseo de irse, pero no así el que llaman el gran capitán. Ese que tenía un ejército de defensores que clamaban por su sitio en la Selección hasta que ya les daba vergüenza. Sin embargo, sus fieles se rindieron muy pronto sobre su rol en el club madridista. Nadie discutió lo más mínimo su suplencia y ahora nadie pide que se quede o que, al menos, se le hubiera dado una despedida más digna. Ni se le despidió en el césped del Bernabeu, ni se le permitió iniciar la pretemporada con el resto de compañeros no mundialistas. Y hoy, en el día de su rueda de prensa de despedida, la gente sólo se aferra a recordar sus números ya muy pasados, sin reivindicar para nada su sitio en el presente. ¿Ya no es el gran Raúl? ¿Ya no es el alma que ayuda a todos desde el vestuario? ¿Ya no confían en que esté siempre en el sitio preciso en el momento adecuado? ¿Ya no existe aquel contrato vitalicio ni los deseos del madridismo de que se retire vistiendo únicamente la camiseta blanca? ¿Ya no importa que se vaya sin la ovación de su estadio, sin levantar una Copa?
Hoy volverá a aparecer su ejército de defensores para una vez más, y van infinitas, nos recuerden a todos ese historial de registros de récord. Pero no pedirán su continuidad ni que se le despida a la altura de ese palmarés. Esto ya lo tenían que tener claro todos desde hace meses. ¿No hubiera sido más fácil, entonces, dejar que el Bernabeu les hubiese ovacionado en el último partido de la pasada Liga, aunque fuera dando una vuelta de honor con el partido ya finalizado? No soy sospechoso, más bien lo contrario, de pertenecer en los últimos años al movimiento raulista. Tal vez por eso, debe tener más valor que alguien como yo diga que le parece increíble que el Real Madrid vuelva a tratar a dos símbolos, dicen además que uno es EL SÍMBOLO, de este modo. Para ser el mejor club del mundo, hay muchas cosas donde se debe ser el nº 1, no sólo en fichajes, victorias o títulos.