Diario de un sportinguista en el 'exilio': Sporting-Athletic

Era demasiado bonito para ser verdad. Tuvo que que llegar el primer maldito empate de la temporada en el último minuto. Hasta entonces, los otros resultados acompañaban y el Sporting ganaba merecidamente en El Molinón. Sin embargo, a las limitaciones del equipo y la mala suerte hay que añadirle ahora la actuación del árbitro, lo que hace casi imposible llegar a buen puerto. Tal vez mi relación con el conjunto gijonés haya sido como un Máster en predicciones de sus partidos pero lo primero que grité cuando marcó Bilic no fue gol, sino "que acabe ya".

No me creía que ganaríamos al Athletic, una bestia negra desde la campaña 1991-92 (matizando que durante diez años no hubo duelos por la presencia sportinguista en Segunda). Intuía que era una utopía no recibir un gol, que tarde o temprano nuestra desgracia nos daría un disgusto. O se sentenciaba el encuentro -algo para lo que faltó suerte y sobró el árbitro con dos penaltis no pitados a favor y una falta no señalada a Matabuena en la acción previa al córner del tanto visitante- o se pagaría caro. Y así fue. Al menos, el equipo dio síntomas ayer de estar vivo; insisto que con limitaciones, mala suerte y ahora árbitros en contra, pero vivo.

La próxima jornada trae un Getafe-Osasuna. Hay que aprovecharlo en Almería, cuyo objetivo ya está cumplido. Y los navarros luego se medirán a Sevilla, Barcelona y R.Madrid. El objetivo es claro: sumar en las cuatro finales restantes 1 punto más que el Getafe, 2 más que Osasuna, los mismos que el Recreativo y hasta 3 menos que el Numancia. Si se dan tres de las cuatro variables, la permanencia será un hecho. Si el Espanyol ha ganado cuatro encuentros consecutivos y el Sporting también lo hizo en la primera vuelta, ¿por qué no vamos a soñar con ello?