Diario de un sportinguista en el 'exilio': Betis - Sporting

El partido ante el Betis fue correcto (los ha habido peores), salvo en las áreas. Si el fútbol fuese un deporte sin ellas, el Sporting estaría en puestos europeos. Pero como forman parte de este juego, con porterías incluidas, pues resulta casi imposible ganar cuando el rival necesita tan poco para marcar. Y eso fue el Betis: muy poco. Por eso da más rabia. Cierto que Emaná hizo un golazo (favorecido por fallos de marcaje) prontísimo y eso condicionó el partido. No obstante, un equipo que pierde y está tan necesitado como el Sporting debe crear mucho más. El aspecto ofensivo está fallando en la recta final de la temporada (tal vez por un motivo de frescura), algo que sentencia a una plantilla que concede demasiado, como demostró el segundo tanto bético (una cadena de despropósitos).

De nada sirve ya lamentar estos '40 días en el desierto' (4 derrotas consecutivas) sino que hay que buscar la 'resurrección'. Si puede ser este jueves, mejor, porque es el partido más importante de toda la temporada. No estarán Cuéllar, Matabuena ni Míchel, y volverá Diego Castro. Hay que ganar sí o sí pero con sensatez: si el triunfo no es posible, un empate sigue dejando al Espanyol a 4 puntos más el goalaverage favorable al conjunto gijonés (5 de ventaja en definitiva). Pase lo que pase, no será definitivo. Son siete finales.

Fe, casta y apoyo incondicional de la grada deben ser los ingredientes para superar este momento, el peor de la campaña, y conseguir una salvación que no debería haberse complicado tanto, pero que por presupuesto y plantilla -que nadie lo olvide- sería muy meritoria. La fe permitió el ascenso, solventando situaciones complicadas en la recta final de la temporada pasada, y con el milagro de Mendizorroza como paradigma. Jugadores y afición no deben perder la fe. Si la tensión no permite que salga el buen juego o si los elementos se ponen en contra, serán la casta sportinguista y el apoyo de la 'Mareona rojiblanca' los que sumen puntos. Recuperemos el espíritu que permitió ganar con diez al Sevilla.

Pásalo: ahora más que nunca, Sporting de Gijón. Lo fácil es dejar de remar cuando las aguas se vuelven bravas. Lo cómodo es criticar y pedir cabezas. Lo lógico es darle la mano al pesimismo, ese que también apareció hace un año y no hace falta que cuente el final del cuento. Pues demostremos porque nos consideramos la mejor afición del mundo y no pidamos cuentas ni hagamos análisis hasta junio. ¿No hubieséis firmado estar en esta situación hace un año? ¿No lo hubieráis firmado en la sexta jornada? Hay tres equipos que se cambiaban por nosotros. Y otros están con sólo uno, dos o tres puntos más, con muchísimo más presupuesto y mucha mejor plantilla que el Sporting.

Los equipos que peor manejen la presión, se irán al pozo. Que la afición sportinguista no tire de los pies de los jugadores y el entrenador hacia el fondo. Cuantos más rememos, más posibilidades habrá de avanzar por mucho viento en contra que sople. Hace tres años, llamaron loco a Preciado por decir que volvería a llenarse El Molinón. Lo consiguió en meses, devolviendo la ilusión por el fútbol a una afición, a una ciudad y a una región que la habían perdido completamente. Y en sólo dos temporadas, situó al equipo en la élite. De momento, con el segundo presupuesto más bajo, tiene al equipo a 9 puntos de la salvación. Ha cometido errores, como todos, pero creo que el gran Manolo se merece por nuestra parte todo el apoyo y nuestro agradecimiento pase lo que pase. Él es el principal 'culpable' de haber puesto fin a la pesadilla que duró más de una década. Que nadie lo olvide, lo recuerdo porque sé que la memoria en el fútbol sólo dura hasta la siguiente jornada.

-Betis: Ricardo, Nelson, Arzu, Juanito, Monzón; Mehmet Aurelio, Capi (Rivera, m.64); Edu (Juanma, m.77), Emaná (Rivas, m,86), Mark González, y Oliveira.
-Sporting: Cuéllar; Sastre, Neru, Gerard, José Angel; Michel, D. Camacho; Maldonado (Bilic, m.66), Carmelo, Kike Mateo (Luis Morán, m.66); y Barral (Lafuente, m.76).
-Goles: 1-0: m.7, Emaná. 2-0: m.70, Emaná