Vuestro post: Anécdota con la mujer de un futbolista

El post elegido por vosotros ha sido el de la anécdota que me ocurrió con la mujer de un futbolista. Espero que entendáis que, pese a que el relato sea menos interesante y jugoso, no aporte ciertos datos o que otros los facilite a medias, por respeto hacia los protagonistas de la historia, ya que se trata de un hecho real.

En algún momento de los últimos cinco años, me dispuse a entrevistar a un futbolista bastante conocido, puesto que se rumoreaba su fichaje por un determinado club. Este jugador fue, ha sido o es internacional con la selección de su país, y empleo esos tiempos verbales para no señalar si sigue o no en activo.

Al no localizarlo en el número de móvil al cual lo había llamado en ocasiones anteriores y que ahora pertenecía a otra persona, decidí intentarlo con el teléfono fijo de su casa. Una mujer, con tono muy cabreado, me dijo que él ya no vivía ahí. Le pregunté entonces si era familia o conocida de él para ver si me podía ayudar a localizarlo. La mujer, tras titubear, me espetó esta frase: “Sí, era… bueno es…. mi marido”. Con esta respuesta, aunque la noto enfadada e intuyo que se están separando, me atrevo a volver a pedirle su ayuda porque necesitaba hablar con él (quería que me confirmara el fichaje). En ese instante, me quedé cortado cuando escuché sus palabras: “Ni sé donde está ni quiero saberlo”. Después de esa afirmación, me despedí agradeciéndole su amabilidad.

Finalmente, conseguí localizarlo por otras vías y él fichó por ese club del que se hablaba. Su carrera empezó a decaer y, al menos en las redacciones, tampoco se decían maravillas sobre sus costumbres fuera del césped. Así, fui consciente de por qué podía haber tenido aquel cabreo su entonces mujer (desconozco si continúa siéndolo aunque lo dudo) y me acordé de algo que presencié con anterioridad.

Y es que meses atrás de mi conversación con su mujer, ese jugador (junto a un conocido periodista) le había ‘tirado los tejos’ descaradamente a una compañera en la zona de prensa de un estadio. Ella declinó la invitación para salir de fiesta esa noche con ambos y con más compañeros del medio donde trabaja el periodista. En las horas y días posteriores, se sucedieron sus sms y llamadas a mi compañera.

Esta es la anécdota que habéis decidido conocer con vuestros votos. Con ésta y otras experiencias, comencé a ser plenamente consciente de cierta parte de la realidad del deporte y la vida, dejé de tener en el altar a alguien por darle por ejemplo patadas a un balón, pasé a darle importancia al lado personal de estos ídolos, y entendí por qué a veces los futbolistas bajan su rendimiento o sus entrenadores no cuentan con ellos por mucho que los reclame la afición.

"...Sólo hay mentiras si con ello lo que quieres es decir toda la verdad..."

(pincha aquí si no escuchas la canción)