Uno para todos y todos para uno. ¿Quién responde mejor que él al lema de Los Mosqueteros?
Riquelme necesita que gire todo un equipo en torno a él, pero el argentino también hace jugar a los demás como nadie en el fútbol mundial. No es de extrañar que el Villarreal sufra y apenas opte a la victoria sin la presencia sobre el césped de Román, como ha decidido rebautizarse él mismo tras su paso oscuro por el Barça, el único lunar de su carrera. Ya en Boca demostró que es uno de los más grandes y está convirtiendo precisamente en eso al Villarreal.
Su cerebro es el más rápido y aunque sus piernas no lo sean tanto, aventaja a los demás porque el concepto, si está claro, es más importante que la velocidad. Tiene un guante en su pie derecho, siempre está situado en el lugar adecuado en el instante perfecto, una circunstancia favorecida por el hecho de moverse constatemente y ofrecerse a sus compañeros todo el encuentro. El que decida seguir sus actuaciones los noventa minutos de cada encuentro dejará de presenciar el partido, pero ganará observando la casi perfección del mejor director de orquesta del fútbol mundial. Se lo recomienda uno que lo ha hecho en varias ocasiones.
Soy muy repetitivo cuando hablo de Riquelme, pero insisto una vez más que se podrían hacer horas y horas de videos con él para que los entrenadores enseñen a los chavales que tienen ilusión por ser Ronaldinho, Zidane, Henry o Ronaldo. Confío en que cada vez sean más los que deseen emular a Román. Un servidor, desgraciadamente, dejó de practicar el fútbol cuando empezaba a apuntar buenas maneras este humilde jugador, que es tan introvertido fuera como mágico dentro del campo. ¡Gracias Riquelme!
-Fotos: AP
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