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Números o sensaciones. Si
un sportinguista mira la tabla de clasificación, es imposible ser
más optimista que hace tres, cuatro o cinco jornadas. Si a falta de
15 encuentros el Sporting necesitaba sumar 27 puntos (9 victorias), a
falta de 10 partidos el Sporting necesita ahora a priori al menos 21
puntos (7 triunfos), aunque lo ideal serían 23. La situación es
peor en lo numérico, quedando menos camino y mucho menos margen de
error. Además, el fallo de los rivales ya no depende del equipo
gijonés, al haberse medido a todos los implicados, y por si no fuera
suficiente problema la brecha con ellos, dos de los tres primeros le
tienen ganado el golaverage.
Por calendario, plantillas y
trayectorias, creo que el Sporting tendrá más difícil cazar a Las
Palmas (que llega lanzado a la recta final y es mi candidato a ser
campeón), a pesar de estar a 3 puntos (con el golaverage), que
recortarle 5 al Depor y 7 al Eibar (incluyendo el golaverage). Por
lesiones o poca amplitud de plantilla, los dos primeros deberían ir
acusando la larga temporada. De hecho, ya están bajando el nivel de
puntuación (5 y 6 puntos de los últimos 12). El problema es que el
Sporting ha logrado aún menos: 4 de los últimos 12.
Pero en el fútbol las sensaciones y
los estados anímicos son decisivos para dictar las trayectorias.
Así, el Sporting que se vio ante Las Palmas me ofrece más garantías
de lograr el objetivo que el Sporting que ganó al Girona, el que
empató con el Numancia o el que perdió con el Eibar y el Jaén. El
Sporting que perdió en Las Palmas, con un acierto medio y sin
perjuicios arbitrales, es capaz de ganar 7-8 partidos en lo que queda
de campeonato. El Sporting de las jornadas precedentes no lo veía
capaz de sumar ni la mitad de los puntos en juego quedando más
recorrido y margen de error.
Dos tramos. El
Sporting aún no ha tenido lo que han disfrutado todos los equipos de
la zona alta: una racha triunfal, en la que encadene 4-5 victorias
consecutivas. No hay mejor momento que este. Si uno habla de lograr
21-23 puntos de 30, parece un reto muy difícil. Por eso, el equipo
debe marcarse pequeños retos, dividirse en bloques los compromisos
restantes. De este modo, no suena tan complicado sumar 9-10 puntos en
las próximas 4 jornadas, al disputarse 3 en El Molinón, ni obtener
11-14 de los últimos 18 puntos de la temporada, si el equipo llega
reforzado anímicamente del mes de abril. El objetivo debe ser llegar
a las dos últimas jornadas con opciones de ascenso directo y, al
menos, asegurarse la tercera plaza, que le deje en una situación más
favorable de cara a los playoff.
Minimizar riesgos. Si
el equipo quiere aspirar a todo esto, al margen de que se rebajen los
perjuicios por factores incontrolables (suerte y arbitrajes), debe
mentalizarse para ser más sólido. Encajar menos goles, conceder
menos ocasiones, saber manejar una ventaja y controlar los partidos
(especialmente los inicios y los finales), lo cual no es sinónimo de
tener más posesión. En definitiva, competir: explotar sus virtudes
y esconder al máximo sus debilidades. Si defiende mal, tendrá que
alejar la pelota el mayor tiempo posible de la portería propia, a
través de la posesión u obligando al rival a que sus combinaciones
se produzcan en su campo; si el equipo acumula muchas pérdidas de
balón y éstas penalizan mucho, tendrá que reducirlas o desplazar
el mayor número de las mismas a zonas alejadas del área propia; si
los árbitros castigan en exceso al equipo con faltas y tarjetas,
tendrá que cometer menos y cometerlas con mayor inteligencia... y,
sobre todo, los jugadores deben creer sin la más mínima duda en las
opciones de este Sporting: la mentalidad va más allá de ir partido
a partido, cada futbolista debe saltar al césped pensando que en
cada balón, en cada acción, está en juego un ascenso que cambiará
su situación personal, la de un club y la de una afición.
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