Sevilla, Barcelona, Real Madrid y Villarreal: ¿Quién dijo miedo?

Dicen que la mejor fórmula para que un niño miedoso aprenda a nadar es tirarlo de golpe al agua. Y eso más o menos es lo que tendrán que hacer todos los sportinguistas que le tengan algo más que respeto a la Primera División. El calendario le ha dejado al Sporting, después del debut en casa ante el Getafe, un mes de septiembre con cuatro jornadas consecutivas de vértigo: visita al Sevilla, después recibir al Barcelona en El Molinón, viajar (tres días después) al Bernabeu para medirse al Real Madrid y (también tres días después) recibir en Gijón al Villarreal. Los cuatro mejores equipos de la pasada temporada de golpe y, por si fuera poco, con el condicionante de que los tres últimos se disputarán en siete días.

Hemos pasado de diez años alejados de la élite a tenerla toda concentrada en poco tiempo. Antes, habrá aperitivos en agosto, con los amistosos ante el Atlético de Madrid en el Teresa Herrera y el Milán en el Villa de Gijón. Volviendo a la Liga, a mí me gusta jugar contra los grandes al principio de la temporada, considero que hay más opciones para sorprenderles, pero no de este modo. Es cierto que todos los equipos tendrán que afrontarlo y que yo me echaría a temblar si me llega a tocar esos cuatro partidos cuando esté todo en juego al final de la campaña, pero para unos jugadores 'novatos' un buen arranque puede suponer una inyección de moral al igual que lo contrario podría hacer aparecer el nerviosismo. La afición será fundamental, por eso hay que cambiar el chip en cuanto a la exigencia y los objetivos. El tiempo dirá que tal se solventa ese mes de septiembre. El mito Quini, reincorporado a sus funciones (qué alegría), dijo ayer que los rivales necesitarán sudar sangre para sacar algo de El Molinón. Que la plantilla rojiblanca siga su ejemplo.

Por otro lado, el sportinguismo está algo nervioso por la falta de fichajes (sólo el de Iván Cuellar para suplir a Roberto en la portería). Yo, de momento, no. Tengo plena confianza en el director deportivo (Emilio de Dios), ya que hizo milagros los dos últimos veranos fichando bien sin dinero. Ahora, hay algo de efectivo pero muy poco, de ahí que se estén haciendo las cosas de manera lenta y segura. Intuyo que se está esperando a los descartes y mirando posibles cesiones, y eso suele producirse avanzado ya agosto. Además, el mercado es una locura. Se paga mucho por cualquiera. Lo poco que ha declarado De Dios, que trabaja más que habla (eso me gusta), son las posiciones que se buscan y en eso coincidimos casi todos. Un central con experiencia, uno o dos laterales, un medio centro, un extremo (derecho) y un delantero. Serían 5 ó 6 fichajes aparte del ya realizado de Cuellar. Tal vez algún día juegue a ser director deportivo y ponga mi lista de nombres, con el desconocimiento de si -aunque rebaje mis pretensiones- son económicamente posibles.

La Liga Española cada vez se parece más a la Fórmula Uno: están los poderosos Ferrari (Real Madrid) y McLaren (Barcelona), los BMW que han ido trabajando bien (Villarreal, Sevilla, Atlético de Madrid, etc..), escuderías de zona media y, por último, los Super Aguri o Force India (Sporting, Numancia, etc..). Para que luego el campeón (y su afición) con 400 millones de presupuesto presuman de ganar a rivales con poco más de 20 millones de euros en su presupuesto. ¿El deporte no debería ser poder competir en -casi- igualdad de condiciones? No me cansaré de repetir que esos conjuntos no deberían vanagloriarse y celebrar tanto una Liga -si no consiguen aparte más títulos- porque eso ni tiene mérito ni es un éxito, sino que es su obligación.