Diario de un sportinguista en el 'exilio': Sporting-Córdoba

--Pablo G 2 (desde Salamanca): El sueño está más cerca

No fue fácil pero una vez más el sufrimiento valió la pena. El Sporting sumó tres puntos que perfectamente pudieron escaparse tras adelantarse los cordobeses en el marcador. Pero la afición, Barral y Luís Morán lo evitaron. No fue el mejor partido de los gijoneses y eso que la ocasión lo merecía. Un campo a reventar y miles de gargantas dispuestas a quedarse sin voz con tal de ver ganar al Sporting.
Los de Preciado salieron concienciados de lo que se jugaban. Un gran Míchel dominaba su parcela y distribuía con gran criterio el juego de los locales. El Córdoba por su parte, esperaba atrás una contra que le alejase del descenso. De todos modos, no fueron muchas las ocasiones del Sporting en la primera parte. La más clara fue de Pedro tras un pase de la muerte de Castro. Pero ‘el rápido del llano’ llegó forzado y no pudo dirigir su disparo al fondo de la portería. Con empate en el marcador se llegó al descanso.
La segunda parte comenzó muy imprecisa, Míchel y Matabuena no encontraban su sitio, Diego Castro se apagaba y Kike Mateo no ‘rascaba la bola’. El Sporting se sentía incómodo por primera vez en el partido y tras una serie de avisos a balón parado, llegó el gol del Córdoba. Un saque de esquina en el que Asen envía el balón a la red ante la presencia de Roberto. El Molinón enmudecido no se lo podía creer. El ascenso se escapaba.

Tras el golpe moral recibido, Preciado llamó a Barral para que solucionase el partido y en una jugada suya por la banda izquierda, levantó la cabeza y con una gran tranquilidad cedió el balón a Bilic para que a placer estableciera el empate en el marcador. Y pocos minutos después tras recoger Luís Morán un balón suelto, el luanquín no se lo pensó y disparó de primeras para mandar el balón junto al palo derecho y batir al portero visitante. Quedaban diez minutos para el final y el Sporting no iba a consentir ningún despiste que le impidiera logar la victoria. El partido concluyó y la afición lo festejó aliviada.
Quedan dos jornadas, sólo dos jornada para lograr el ascenso y dejar de sufrir. Parece que esto no termina nunca pero quién sabe igual el domingo ya estamos en Primera. ¡Vamos Sporting ahora o nunca!

---PABLO G (desde Madrid):

Llevo dos jornadas con un grado de nervios altísimo, hacía años que no sufría de esta manera. Al menos, ante el Córdoba el equipo dio otras sensaciones, por juego los primeros 25 minutos y por actitud después del tanto visitante. Parece que necesitan jugar a la heroica, que sientan que deben ganar sin otra opción. Cuando vale el empate, el miedo a perder y los cálculos les atenazan, como ocurrió en las últimas igualadas, y juegan de otro modo. Espero que eso no ocurra en Castellón. Sirven 4 puntos de 6 posibles pero hay que ir a por el pleno, y tal vez aprovechar las salidas complicadas del Málaga y la Real Sociedad. Un último partido a cara o cruz necesitando el triunfo dispararía la ansiedad de los jugadores al tiempo que nuestros corazones. Espero que las plegarias a la Santina (reportaje de Cuatro incluido) sigan regalándonos alegrías.

Me encantó el arranque del equipo, que hubiese sido perfecto de acertar Pedro una gran jugada colectiva. Por cierto, uno de los mejores partidos que le visto a este jugador, que no es de mis predilectos. Ese inicio demostró que con Michel en el centro del campo el Sporting es más creativo, y la importancia defensiva de Matabuena equilibra la balanza. Los laterales estuvieron muy bien, con un Sastre a gran nivel. Roberto estuvo correcto y Jorge sigue siendo el más regular de la plantilla. Una vez más, un balón aéreo nos trajo problemas (esta vez en forma de gol). Sin embargo, en la recta final de la temporada, los 'desatascadores' (Kike Mateo y Diego Castro) están espesos. Lo compensa Bilic, un ejemplo de garra, ganas, profesionalidad y líder de vestuario. Una lástima el disparo postrero a la media vuelta del croata, que se fue por poco. Estuvo donde tenía que estar cuando Barral le cedió el gol de la esperanza. Luego la fe de todo el sportinguismo se instaló en la bota de Luis Morán para certificar otra remontada que puede acabar con 10 años de problemas económicos, crisis deportiva y desilusiones. ¡Qué alegría que ese tanto proceda, como uno, de Luanco! En dos semanas, la tortilla ha girado dos veces. Hay que impedir que vuelva a darse la vuelta con humildad, ilusión y trabajo. Por eso, desapruebo actitudes como la de un periodista gijonés que anoche en el programa de radio más escuchado a nivel nacional se mostrase sobrado y dando ya por hecho todo. Menos mal que otro compañero suyo, también gijonés, puso el contrapunto sensato. Estos 15 días serán eternos, los 180 minutos sobre el césped serán tan sufridos como los últimos. El Córdoba pudo haber ganado, que nadie lo olvide. Que la confianza u otros errores no nos arrebaten algo que en 10 años nunca ha estado tan cerca.

Fotos: El Comercio